jueves, 31 de julio de 2014

LOS BERNALDO DE QUIRÓS. UNA PÁGINA OLVIDADA DE LA HISTORIA DE ABLAÑA

Antes de que la mina y la industria cambiaran la faz del concejo de Mieres,  en lo antiguo incluso en el de Lena, y la vieja sociedad agrícola y ganadera se convirtiera al ritmo trepidante de los nuevos tiempos, nuestras aldeas solían tener al lado de un modesto caserío de factura artesana, la casa y morada principal del linaje notorio –el de sangre más acrisolada y bienes sobrados- de la comarca.
Escudo de los Bernaldo de Quirós
(casa solariega de Ablaña de Abajo)
Ablaña no podía ser menos y, a la vista de antiguos documentos de las antiguas escribanías, se puede decir que este lugar, hoy desfigurado por las modernas actividades económicas, antaño contó con insignes linajes, de los que casi nadie se acuerda y de los que quedan pocos testimonios.
Para estas familias de hidalguía asturiana, el siglo XIX fue un auténtico cataclismo cósmico: el liberalismo les quitó derechos y privilegios, y ellas en muchos casos se olvidaron de sus deberes, aquellos del viejo proverbio de “nobleza obliga”. De esta manera, entre agotamiento biológico, la vanidad estúpida, el aburguesamiento de la mentalidad y la fuerza arrolladora de las circunstancias, su realidad se convirtió en agua pasada.

De los Muñiz de Ablaña, después Muñiz Bernaldo o Muñiz Bernaldo de Quirós, por el enlace de esta casa con la de Quirós, existe en el archivo de la casa de El Valletu, una muy rica información documental desde 1566 hasta el siglo XIX. Resulta ser una fuente histórica de gran importancia para la historia moderna de Ablaña. Estos fondos no son sólo relativos a nuestro concejo, y en especial a Ablaña y Loredo, sino también al de Langreo. Tal documentación entró el la casa de Ablaña por el matrimonio de doña Catalina de Argüelles Meres con don Pedro de Buelga Ordóñez. Ella era tía de don Juan Muñiz Bernaldo y la hizo donación vincular el año 1659. Las dos casas, la de Ablaña y la de Langreo, recayeron al fin en doña Francisca Muñiz Bernaldo Miranda, esposa de don Juan Vitorero, señor de la Casa de Luces, en Colunga. Relaciones y matrimonios de esas familias con los Vázquez de Prada de El Valletu, trajeron todos los papeles a Valdecuna. La última vinculación fue las nupcias en la segunda mitad del siglo XIX, de don Agustín Vitorero y Jovellanos con doña Ecolástica Vázquez de Prada y Faes de Miranda.
Desde entonces, los Vázquez de Prada han conservado con esmero y notable sentido cultural estos valiosos testimonios del pasado.
Los Muñíz de Ablaña, gentes del patriciado de este lugar, aparecen documentados a partir del siglo XVI. No se sabe si tenían alguna relación con los Muñiz, los más antiguos señores de la casa y torre de Olloniego, que por la factura de la construcción, debían ser de los más poderosos caballeros de la tierra. Antes del siglo XVI, casi no se puede saber nada de esta familia de Ablaña y su historia se pierde en las revueltas y alborotos de la Baja Edad Media. Su origen solariego era el lugar de Ablaña, de ahí su más antiguo apellido, pero pronto, en el siglo XVII, sintieron la atracción de Oviedo, capital del Principado y, aunque siguieron conservando sus propiedades en el concejo de Lena, ya residían habitualmente en aquella ciudad. A lo largo de esta centuria, no hicieron otra cosa que acrecentar su patrimonio, no sólo de la tierra de Mieres, sino también en Langreo y Oviedo; todo ello les permitió casar con señoras principales, ocupar cargos en la administración pública y forjarse una formación literaria y académica notable.
Juan Muñiz de Ablaña (principios del siglo XVII) casó con doña Ana de Hevia; don Juan Muñiz Bernaldo con doña Antonia de Caso Celis y Hevia, una señora de las más calificadas familias del oriente Astur, hija de Francisco de Caso y de doña María de Hevia, gente también letrada, pues doña Antonia era hermana del licenciado Gaspar de Caso; y el Doctor don Francisco Muñiz Bernaldo con doña Isabel de Valdés Miranda, que era lo mismo que los primeros apellidos de la aristocracia regional. Muerto don Francisco, en los años 1734 a 1737, se hizo la partición de sus bienes y fue cuando el linaje se distanció definitivamente de Ablaña: había tenido dos hijas, la primogénita, llamada a la sucesión, no tuvo hijos en su matrimonio con don José de Argüello. Su hermana menor, la mencionada doña Francisca, se consolidó como la heredera absoluta, así de los bienes libres, cómo de los vinculados.
Don Juan Muñiz Bernaldo (siglo XVII), el esposo de doña Antonia, ya figura cómo vecino de Oviedo y su juez ordinario, y su hijo don Francisco, cómo regidor de la misma ciudad, ejerciendo de oficio de abogado.
Cuando en el siglo XIX, desaparecieron los mayorazgos, por los defectos de las leyes de la desamortización civil, el caudal patrimonial de estas familias se dispersó. Tal ocurrió con el de los Muñiz de Ablaña, hoy sólo un recuerdo histórico en este lugar del concejo de Mieres.

Manuel de Abol-Brasón y Álvarez-Tamargo
PROFESOR TITULAR DE HISTORIA DEL DERECHO EN LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO

"La Meruxega Nº 0" año 1999


martes, 24 de junio de 2014

TENGO EL MIO XUAN EN LA CAMA (popular asturiana)


Tengo el mio Xuan en la cama
y hoy, galán, non puede ser
duérmete, niñín del alma,
güelve mañana a las tres.

Non llores nin non llores non,
que abondo lo siento yo.

Dio-i una colicá en la Pola
y curri que curri golvióse el mio Xuan,
metiose en la cama.

Non llores nin,
hoy ya nun puedo mañana sí,
non llores non
hoy ya nun puedo ver el mi amor.

Llama dos golpes muy suaves
llama a la puerta del medio,
duerme niñín, y si vence,
pasa, galán, ensin miedo.

Si baxa a Mieres pela mañana,
curri que curri mándote recao
por Pepa L'Ablaña.

Si la puerta ta ciarrada,
duerme niñín del Señor,
güelve a las doce la noche,
yo t'abriré pol portón.

Porque a esas horas el mio Xuan dormi
curri que curri, debaxo el horrio
a la luz de la lluna.


Recopilada por: Xana Blanca

jueves, 22 de mayo de 2014

EL FINAL

El 22 de Julio de 2007, falleció José Luis Álvarez García a la edad de 85 años. "Chevis", para los amigos, una persona luchadora, hacía años que padecía una enfermedad. Escribía poesía, varias dedicadas a su familia, cómo a su nieta Chamela, y muchas de ellas inspiradas en su pueblo Ablaña. Unos meses atrás, había dejado escrita una, con la petición de que se leyera una vez que hubiera fallecido.
Su familia respetó este deseo y, en el funeral que por su eterno descanso se ofició en su Ablaña natal, se leyó dejando a todo el mundo emocionado.

Cuando yo me haya muerto, algunas cosas
quisiera me tuvieseis muy presente,
no lloréis ni vistáis ropas luctuosas
pues la muerte hay que aceptarla simplemente.

Os pido si muriese estando ausente
que no me abandonéis en tierra extraña,
pues quiero reposar con nuestra gente
en el pobre cementerio de mi Ablaña.

Si en la vida tuvimos armonía
en la muerte estaremos también juntos,
esperando la visita que en su día
nos haréis en Noviembre de difuntos.

A mis amores, nieta, hija y esposa,
al no gozar de su cariño ya en la tierra
ponedme tres besos en una rosa
sobre la fría losa que me encierra.

Y en las sombras del anochecer
muy despacio, anhelante y sigilosa,
saldrá mi alma invisible a recoger
los besos que dejasteis en la rosa.


Chevis (sin fecha)



Fuente: www.tierraljelechu.com


lunes, 19 de mayo de 2014

EL TEXU DE LES QUINTANES

<<Ablaña tiene fama de fea. No lo es tanto; tiene cosas feas,  si. Hemos reparado en que el árbol más feo de Asturias está en Ablaña, en Les Quintanes. Es un Tejo. Los tejos son desgarbados y feos, pero este Ablañero es horripilante, supera a sus congéneres  en mal gusto  y debe ser el espantajo  y el coco de los árboles pequeños. Los árboles grandes dirían a los chiquitos: Si os torcéis, si no crecéis pronto para dar fruto vendrá el arbolón de Les Quintanes…>>

Esta sarta de estupideces  la escribió alguien que firma con la letra “E” en una porta folios de las fiestas de San José de Ablaña allá por el año 1.953. Se aprecia que “E” no sería capaz de distinguir un Texu de una Espinera. Esto es así por el solo hecho de que no existe en el mundo un árbol sagrado como es el Texu  que se pueda tildar de  feo y mucho menos apostillar que  los tejos son desgarbados.

El Texu de Les Quintanes, probablemente con más de 500 años,  era de gran envergadura, sobresalía unos cuantos metros por encima del tejado de las casas. En el año 1.955 Fábrica Mieres amplía el ancho de la carretera a su paso por Les Quintanes con el fin de facilitar el tránsito hacia el Pozo Nicolasa de camiones de gran tonelaje y se cargan de una tacada un hórreo el lavadero de ropa y el Texu. El hórreo desapareció. El lavadero de ropa lo cambiaron de sitio con tan mala suerte que tuvo que ser precisamente en  el mismo lugar que ocupaba el  Texu y como no podía ser de otra manera: lo talaron.





Solo nos queda, a los viejos, el recuerdo del “arbolón de Les Quintanes” y la suerte de conservar un  dibujo de Benxa en el que se ve sobresaliendo del tejado de la casa de los “Granda” la majestuosidad del TEXU DE LES QUINTANES.

Juan Laviru

miércoles, 30 de abril de 2014

¿QUÉ ONDE ESTÁ ABLAÑA?


Si algún forasteru te va a preguntar
Que ónde queda Ablaña, podrás contestar:

Diendo por la via, la misma verea,
Encuentras un pueblu que ye La Perea.

Si sigues andando por la carretera
O pases el túnel, ya estas a tiru piedra.

Si vienes de Mieres por la vía andando
Non pases el Vasco, tires arrodiando.

Cruces por el Norte, camines pa Sueros
Y al Puente la Luisa llegues sin rodeos.

Mejor que a la vía, tires pal camín
Y en La Navalina tas un poquiñín.

Allí bien tranquilu puedes descansar
Porque de los coches te pues apartar.

Camines de nuevo como te lo indico
Y sin date cuenta llegues a los Crivos.

Ye el pasu más malu que pues  encontrar
Pero nun te apures, tas na Ablaña ya.

Ves por la derecha tranquiles durmiendo
Agües y más agües se van sucediendo.

Si nun tas enterau del nombre que y dan
Di que como el fútbol que i  llamen  Caudal.

Si nun fueran negres  por culpa el carbón
Facíase una playa igual que en Xixón.

Entós si que a Ablaña noi faltaba ná,
Que de eso ye lo único que ta algo escosá.

Por la vera izquierda caminen a un tiempo
El Norte y el Vascu tomando incrementu.

Y aunque ahora la Rente tá ellectrificá
El Vascu farrucú déxala pa tras.

Y por el colaeru que bien de les mines
Y el agua que baja por el regatu acá.



Armen cada espantu aunque les probines
Con la silicosis pa bromes nun tán.

Pero con el diantre de los capataces
Que si nun hay carbón creen que van morir

Lávenlo y relávenlo mejor que la cara
Y espanten les chuches pal Río Morzín.

Si sigue en Ablaña viviendo unos díes
Y pinta que vive en el Barrio Pachón.

En cuanto que tiren el primer cohete
Desde la ventana ves los del balón.

Lléveslu  a  paseo por la Escombrerina
Que allí toma el sol aunque haya neblina.

Muru nun fai falta tase bien igual
Que algún cono que otru siempre atoporá.

Si pinta que nieva y que  igusta la caza
A cazar el osu vais a Nicolasa.

Si pinta verano y vais de excursión
¡A la Meruxega! Nun hay lugar mejor.

Por eso si fueran les agües blanquines
Qué bien os vendría pa la pesca andar.

Y despúes del bañu como en Rio Piles
Con el cestu y la caña ¡TODOS A PESCAR!


AUROPAL 


(Extraído de la publicación de las Fiestas de San José de 1958)





sábado, 22 de marzo de 2014

PARECE UN CUENTO



Estaba muy cerca el año 2000. Por el camino empinado que lleva a la Faidosa sube un anciano, lentamente, apoyado en su bastón. Respira con trabajo, sus años y sus bronquios así lo exigen. Cuando llega a la Carbina se para a descansar en el mismo sitio de siempre, allí desde donde domina todo el valle, desde Nicolasa hasta donde el río Caudal se pierde de vista en la curva de La Pereda.
Desde este mirador natural observa el ir y venir continuo del tráfico en la autopista, el len­to discurrir de las aguas del río y la quietud del pueblo de Ablaña en esta tarde luminosa de primavera.
Pero al mirar a la izquierda, sus ojos cansados tropiezan con los castilletes de los pozos mineros como gigantes muertos, como fantasmas de hierro oxidado olvidados entre la male­za, y el anciano minero se entristece. Allí, en aquel valle, hasta los montes de Conforcos, no queda nada, sólo quietud y soledad.
Y como en una película, desfilan por su recuerdo otros tiempos lejanos, tiempos de juven­tud y trabajo cuando todo este valle que ahora contempla era otra cosa muy distinta que el progreso, la modernidad y la vida se encargaron de cambiar.
Recuerda cuando todos los caminos que llevaban a Mina Llamas y Mina Nicolasa se lle­naban de hombres que iban a su trabajo apenas amanecía. Y Ablaña se llenaba de conversa­ciones y ruidos de recias pisadas cuando los mineros de Morcín se bajaban del Vasco y su­bían hasta la mina. Y, de pronto, sonaba el "turullu", funcionaban los lavaderos del carbón, había ruido de vagones y tractores, giraba la rueda del pozo haciendo subir y bajar la jaula donde los mineros iban a enterrarse durante horas para que los demás pudiéramos vivir de esos sudores.
Poco más tarde eran los metalúrgicos los que corrían hacia la Fábrica, por el camino de la Escombrerina, por el Barrio Pachón por las vías del Norte, todos hacia su trabajo antes de que la sirena de las ocho empezara a sonar.
Y cuando acababa el trabajo, venía la tertulia, las partidas en el bar y el paseo. Los trenes del Vasco iban llevando a los trabajadores que venían de fuera y poco a poco Ablaña volvía a la calma hasta que, al amanecer un nuevo día, se ponía en pie dispuesta al trabajo.
Y al recordar todas estas cosas y mientras mira el abandonado casti­llete de Mina Llamas, al viejo minero le resbalan unas lágrimas por las mejillas.




ROGELIA LLANEZA SUAREZ
Álbum de las  fiestas de San José de 1992

miércoles, 22 de enero de 2014

BIENVENIDO MISTER MARSHALL

Actualmente el nombre de Ablaña pinta igual, o incluso menos, que cuando este siglo empezaba: nada de nada. No obstante, a diferencia de ahora, por aquel entonces muchos eran los proyectos que planeaban, y con importantes inversiones,  sobre nuestro pueblo; sin embargo, otros tantos serían los que se parasen a distintas instancias: unas veces en Madrid, otras en Oviedo y la mayoría de las veces muy cerca, en Mieres.
A continuación, os mostraremos un artículo publicado por aquellos tiempos en la Nueva España, y en el que se denunciaba tan leonina situación:

 La Nueva España, 3 de Enero de 2003  

Érase una vez un pueblo en el concejo minero de Mieres, olvidado de la mano de Dios y de la de sus gobernantes. A pesar de tan sólo suponer medio millar de votos potenciales y de no representar peso político alguno dentro de su ayuntamiento, un día la Universidad de Oviedo se acordó de su existencia y tuvo la feliz idea de invertir en esta localidad una pequeña parte del “gran pastel” denominado Fondos Mineros (concretamente, casi ocho millones y medio de euros). Tan importante inversión iba a ser realizada en una zona, hoy escombrera y con restos de arqueología industrial, pero que antaño albergaba una próspera explotación minera la cual aportó, durante décadas, suculentos impuestos a las arcas municipales.
Actual Recinto Ferial en Santullano
Ante el conocimiento de este importante proyecto. La A.VV. “La Charca” y la Agrupación Cultural “La Meruxega” preguntamos recientemente al Itmo. Ayuntamiento de Mieres, por el desarrollo del mismo. Tras escucharnos aparentemente con atención, nos espetan, aunque con otras palabras, que lo que la Universidad propone, el Consejo de Ministros dispone; nos obstante, no recibimos ninguna referencia en cuanto al apoyo de la iniciativa de los primeros y, mucho menos, de intentar presionar a los segundos.
Meses atrás, numerosos vecinos solicitaban ante el Pleno Municipal, el ser tenidos en cuenta a la hora de buscar la localización para el nuevo emplazamiento del Mercado de Ganado Comarcal. En reunión mantenida el pasado 19-12-2002 con el Sr. Alcalde. Éste nos transmite que los ganaderos del concejo no quieren ni oír hablar de la instalación de dicha instalación en nuestro pueblo, debido, entre otras muchas cosas, al déficit de unas comunicaciones adecuadas en la zona. Sin embargo, la firma de muchos de ellos y el reconocimiento del alcalde de un concejo ganadero como el de Morcín, demuestran lo contrario. Por lo visto, el disponer de accesos con la A-66, N-630 y AS-I (autovía minera), estar a tan sólo a 2 Km. de Mieres, tener conexión por carretera con el Matadero Comarcal de Sueros (a 1 Km.), salidas a Cardeo y La Pereda, así como poseer dos estaciones de ferrocarril (Feve y Renfe) son, sin duda, muestras de nuestra incomunicación.
Nuestra gran desgracia es la de estar situados en el Mieres Norte y, más concretamente, por ser uno de los tres vértices del triángulo de la desaparecida Fábrica de Mieres. Tal pareciera que con la desaparición de este gran monstruo siderúrgico, hubiera desaparecido también cualquier posibilidad de desarrollo para su entorno.
Terminaré con un pequeño artículo mío titulado “La rebatina”, el cual aparecía en el Nº0 de la publicación “La Meruxega”, en 1999.
«Fay unos cuantos años los bautizos teníen un interés especial pa los que yéramos nenos: la rebatina. Na más salir de la iglesia, el feliz padre de la criatura empezaba a tirar caramelos al aire, en toes les direcciones y, raro yera’l que un coyera un buen bolsau d’ellos. El añu pasau, nació un guaje y pusieron-y de nombre Fondos Mineros; sin embargo, en esti casu nun hubo rebatina, ya taba too bien repartío antes del bautizu. En Ablaña quedámonos sin caramelos, pero siempre nos queda dir al cine, echen: “Bienvenido Mr. Marshal”.»
Mr. Marshal viene periódicamente y siempre sin avisar. Sonriente, con un maletín debajo del brazo y, normalmente, en periodos de recesión… pero siempre pasa de largo. Es la fórmula mágica para apaciguar ánimos en zonas donde el desencanto es la consecuencia de diferentes factores, los cuales en ningún momento, por supuesto, son por desacierto del poder político. Estos factores, a su vez, transforman incomprensiblemente al pueblo llano en pedigüeño, para lo que le aplican lo de: “contra el vicio de pedir, hay la virtud de no dar”.

Donato

viernes, 3 de enero de 2014

ESTROPEANDO TOPÓNIMOS (I)

El 19 de Marzo de 1.941 en la plazoleta de Mina Llamas o Mina de Avella, con motivo de la inauguración del pozo en vertical,  se celebra una misa solemne oficiada por el Obispo. La asistencia   es obligatoria para todos los trabajadores de la empresa,  bajo la advertencia  de que si no acudes, no hay gratificación este mes. Terminada la ceremonia, el prelado se dirige hasta el brocal del pozo. Espera que los feligreses se acerquen y procede, con parsimonia, a sulfatar agua bendita sobre los fierros del castillete y brocal del pozo, al mismo tiempo  que  balbucea una xirigoncia que ni Dios entiende.     Terminada la ceremonia de la bendición grita: ¡DESDE  HOY TE LLAMARÁN  POZO SAN JOSÉ! No valía lo de Pozo Llamas. Hay que canonizaaaar.

A principios del Siglo XX los algunos vecinos de Ablaña cedieron parte de sus fincas en el Barrio Pachón para construir un nuevo campo de Futbol ya que el que había era muy precario. El nuevo campo se construyo en el margen izquierdo del Rio Nicolasa  sobre los terrenos de las fincas denominadas La Llera. Por este motivo el nuevo estadio de pasó a llamar: Campo de Futbol de la Llera. En el año 1.921 se fundó el primer equipo de futbol titular en este campo  con el nombre de La Favorita. En el año 1.933 se crea otro equipo de futbol con el nombre de La Charca. Y ya por la década de los 50 La empresa de Mina Llamas se apropia del campo, lo valla, crea su equipo de Futbol (el Mina Llamas) y cobra la entrada al campo a sus legítimos dueños. No se conforma con esto, si no que lo bautiza con el nombre de Campo de Futbol Santa Bárbara. Tampoco servía lo de La Llera.

1.957. Una retahíla de vehículos sube carretera arriba con dirección a Nicolasa. En Les Quintanes,  Miguel. Que está sentado en el poyu que tenía delante casa, comenta a su esposa Pacha:
 ¿Qué pasará que suben tantos  haigas?
 A lo que Sabina, la vecina de  la casa de al lado, que estaba escuchando,  responde:
¡Tas buenu, Miguel!…  ¿nun sabes que hoy inauguren el Pozu Nicolasa?

Lo de siempre: Autoridades, fuerzas de seguridad, pesebreros y demás, para escuchar proclamar con énfasis aquello de: … yo te bautizo en el nombre del Padre del Fiu y del Espíritu Santu como: POZO SAN NICOLAS.

¡Vaya! Tampoco les sirvió a los madrileños los topónimos en femenino. Había que cambiar a Nicolasa por Nicolás, y a demás  canonizarlo.

Yo de aquella era un guaje de 12 años y estaba fisgando  frente al pozo. Delante  del chigre de Oliva. A los parroquianos no nos dejaban bajar a la plazuela. Pero si me acuerdo que alguien comento en voz baja: desde hoy van llamate El Garbanzu Negru, je, je, je.

Cuando para trasladarse de un lugar a otro era menester dar un rodeo por el entorno de una finca en propiedad, al no permitir sus propietarios   el paso por la misma, en ocasiones se solía hacer un trato con los dueños del predio consistente en contribuir con una dadiva, tras  la cual se permitía el paso por la citada propiedad. Este hecho se le denominaba Samartino. Probablemente esta adjetivación esté emparentada con la matanza del cerdo o Samartín, puesto que en la mayoría de las ocasiones la dadiva podría consistir en unas vueltas de chorizo, morcillas,  o quizás algo similar.
Bueno. Pues ya tamos con lo de siempre; en Ablaña  la calle o barrio de  SAMARTINIEGO, cambiado, tracamundiado, alterado por SAN MARTINIEGO.  Otru santu más. Otru topónimu machacau…Grrrrr…

En los mese invernales los ganados se recluyen en los establos ubicados en lo fondero del los valles. Cuando comienza a despuntar la primavera y la nieve comienza a subir de cuota, los campesinos iban sacando su ganado a pastar a las fincas más cercanas a las cuadras. Fincas o praderías que ya estaban predispuestas para este menester. A estos pastizales se les llamaba o seles  conocía  como las  OXAS*.
Detrás del Pozo Llamas hay una finca arbolada de castaños que limita por arriba con la carretera que sube desde Ablaña a La Faidosa, escriturada  con el nombre de Finca de la Osa.
Si descartamos que este topónimo (Osa),  este implícito en la Zootoponimia, puesto que no parece probable que los plantígrados frecuentasen una zona tan baja, nos encontramos con otra pifia.
Aquí entramos de lleno en la mojigatería  de descartar, despreciar o postergar todo aquello que tenga algo en común con la llingua asturiana. Basta sustituir la X por la S y ya está hecho el desaguisado.

Cuando en 1884 se inauguró el Ferrocarril del Noroeste (Norte) y en el año 1904 se abrió el Ferrocarril del Vasco-Asturiano (Vasco). En Ablaña, a la altura del túnel nº 23 del ferrocarril del Vasco quedaron encastradas entre ambos ferrocarriles las denominadas por entonces  Casas de la Bulía**. Este hecho propició que el topónimo se cambiase por Cases de Entrevíes.  Para rematar la faena recientemente se puso en estas casas una placa que reza: Calle de Portugal.  Qué manía de machacar les teyes del nuesu teyau.

*Oxa:
Pastizales comunes, con suelo pedregoso y escasas hierbas. Étimo latino OSTIA “puerta” por su situación a la salida de los pueblos o entrada de los puertos.
(Xoxe Lluis García Arias, Pueblos de Asturias, pagina 110).

** BULÍA:
                 Adjetivación referente a  terrenos arbolados, arbóreos.
               Nombre de la finca que abarcaba buena parte de la superficie Sur  de Ablaña de Abajo,
               desde Les Barraques hasta las escuelas y extendiéndose por buena parte del monte a      
               la  derecha de la Covarata, finca hoy dividida en pequeñas parcelas.
  




                                                                                                      Juan La Viru