Lo primero que se nos viene a la cabeza cuando sale a
colación la denominada Central
termoeléctrica de La Pereda, indudablemente no se puede plasmar en forma
impresa. Lo más probable, es que te metan preso por el simple hecho de escribir
palabras que, sin lugar a duda, no se encuentran en el Diccionario de la Real
Academia Española de la Lengua.
A nuestro valle llegó un día, a principios delo 90 del
pasado siglo, un grupo de pícaros con un cartapacio debajo del brazo. Con
gran locuacidad pregonaban a los cuatro vientos el fin del agravio con la zona,
la llegada del maná y, en conclusión, la panacea. Nos prometían convertirnos en
el Olimpo, eso sí, con una carga de cinismo a la que, a estas alturas,
deberíamos estar acostumbrados. Conclusión, como recompensa a todo lo que este
valle aportó durante tanto tiempo, nos espetaron una bonita chimenea, por
supuesto sin la opción de ruegos y preguntas. En defensa de tan beneficioso
proyecto, argumentaron que, aún sin saber lo que en sus adentros se iría a
quemar, por la misma brotaría, no obstante, perfume de azahar, aroma y
ambrosía. Mientras, muy lejos de tan privilegiado lugar, los mismos
interlocutores, disfrutarían a salvo del placer y de la comodidades de la electricidad.
Sindicatos y Hunosa de la mano por un lado, y nuestros
queridos políticos por el otro, nunca estarían más de acuerdo. Los primeros,
porque la minería tenía fecha de caducidad, por lo que había que
“diversificar”, y los segundos porque actuaban como títeres cuyas cuerdas eran
movidas por las grandes compañías eléctricas. En resumen, reunión de lobos,
perdición de ovejas, y estas últimas ya sabemos todos quienes son.
Bien nos vendieron la moto, refregándonos las bondades de la combustión en lecho fluido. Su principal baza sería, la carencia prácticamente total de lluvia ácida en sus alrededores. La creación de empleo en la zona, reclamo para la llegada de otras empresas, dinamización del entorno, etc. serían parte de sus innumerables "ventajas". Sin embargo, y hasta el día de hoy, de todas ellas poco se sabe, ya que sobre dicha térmica planea una gran nube de sospecha, lo cual conduce a, los común mortales, cobijarnos bajo la sombra de escepticismo y la resignación.
Por si fuera poco, el oscurantismo y la falta de información existente en cuanto los niveles de contaminación desde entonces, planea continuamente sobre este complejo termoeléctrico que, sin embargo, todos obviamos mirando hacia otro lado; como si no existiera. Según diferentes estudios, en cuanto a centrales de entre 50 y 100 MW, la central de La Pereda supera en algunos casos los límites estipulados y en otros, roza el máximo permitido.
Parece incomprensible que llevemos casi veinte años conviviendo con ese mamotreto, y que nadie se digne a informarnos sobre los efectos que pudiera acarrear sobre nuestra salud. Tal pareciera que para “ellos”, tan sólo fuéramos un montón de cobayas, baratos y dóciles.
En Ablaña, La Peña'l Cuervu, La Faidosa, El puente la Luisa, Rimeses, Sueros, La Rebollá, El Rollu, Copián, Santa Llucía, Aguilar, El Padrún, El Navalín, Valmurián, Les Cuestes de Baiña, Baiña, Pumardongo, La pereda y El Curión, hace casi veinte años que nos levantamos con la bonita vista de dicha instalación, acostumbrados tendríamos que estar; pero no. Nos quitaron Fábrica de Mieres, que amén de producir humo, resultaba ser el corazón del motor económico de toda la cuenca e, incluso, de Asturias entera. No obstante, nos endiñaron esta joya donde, debido a su tecnología y mecanización, no trabaja casi nadie, y los resultados esperados de dinamización de la zona, no aparecen por ningún lado.
Nos quitaron humo y hollín y nos trajeron: dióxido de azufre, óxido de nitrógeno, anhídrido carbónico, óxido nitroso, ozono, metano, hidrocarburos y otros oxidantes foto-químicos, así como, compuestos orgánico-volátiles y amoniaco. Por si esto no fuera suficiente, después de demonizar hasta casi prohibir las cocinas de leña de toda la vida, por contaminantes, ahora van y se sacan de la manga el combustible ideal para nuestra querida térmica, la solución a todos nuestros problemas energéticos: Biomasa, osea, más leña. ¡No querías taza!, pues toma dos.
Donato
No hay comentarios:
Publicar un comentario