La primera traída de agua al pueblo de Ablaña data del año 1.934. Se trataba de una tubería de 150 milímetros de diámetro que recogía parte de las aguas del Regueru de Conforcos a la altura del Caserío del Castañíu (Nicolasa) y las iba distribuyendo a lo largo del recorrido en unas edificaciones (lavaderos) con techumbre en las cuales el agua se distribuía entre un caño o fuente, un abrevadero y unas valsas para lavar la ropa. El primer lavadero estaba debajo de La Cabila y otro un poco por encima de La Llerosa de Abajo, ambos en Nicolasa. Un tercer lavadero aún se puede ver (recién remodelado), en Les Quintanes, el cuarto estaba delante de la iglesia de Santa Bárbara y el último de la traída es el que se encuentra en La Casa Riba. A la fecha el agua solo llega al lavadero de Les Quintanes, y eso gracias a la labor de mantenimiento de la tubería por los vecinos de esa zona. El lavadero de Nicolasa esta inutilizado, el de debajo de La Cabila y el de Ablaña de Arriba desmantelados. Todo apunta a que en este pueblo los vestigios de nuestros antepasados estorban.
A todo esto, a principios del siglo XX, la única fuente con manantial de agua potable que había en Ablaña era la Fuente Nicasio. Había otras fuentes: la de junto al cine o la de La Mexona, por poner un ejemplo, pero a sus caños llegaba el agua entubada. (La fuente la Mexona inutilizada y la de junto al cine, como el cine, desaparecidos en combate en lucha desigual contra la piqueta invasora).
La Fuente Nicasio estaba situada al lado de la “Panadería de Guzmán”; del comercio de la “Cantina de Jesús”; del establecimiento o “Estanco de Aurorina”; del puesto de golosinas de ”Genta Peláez”; del “Economato y Biblioteca de Mina Llamas; al lado mismo de materiales eléctricos “Comercial Lito” (Lito el electricista); a cuatro metros de la Central de Teléfonos y a unos veinte metros del Cuartel de la Guardia Civil. Como se puede apreciar la fuente estaba ubicada en un lugar enormemente comercial y por tanto muy transitado.
Estado actual de lo que fue la famosa “Fuente de Nicasio” |
La pimpana de esta fuente estaba un poco por debajo del rasante del camino, por lo que para coger el agua, había que bajar dos o tres escalones en forma de herradura tallados en mampostería y ladrillo macizo, escalones por los que se acedía a un descansillo, de aproximadamente un metro cuadrado, en donde estaba encastrado el caño en un frente enladrillado, que junto con los peldaños completaban un conjunto artísticamente rematado.
A esta fuente, junto con los vecinos del pueblo, venían a por agua jóvenes con la categoría de “pinches” y mujeres a las que se les llamaba “aguadoras”, que en barriles de madera la transportaban hasta los talleres de la Fábrica de Mieres con el fin de mitigar la sed de los trabajadores de dicha factoría.
En época de estiaje, el caudal de esta fuente solía disminuir considerablemente y debido a esta circunstancia se formaban largas colas de gente con sus calderos y barriles a la espera de llenarlos del preciado líquido.
Me contó la heredera de esta fuente (nieta del Señor Nicasio) que sobre el año de 1.943 se secó de golpe sin que hubiese una causa aparente que justificase tal hecho y que después de varios días sin salir de su caño ni una sola gota de agua, de igual manera que se secó, volvió a manar el agua abundantemente.
La importancia de esta fuente, única en el núcleo de Ablaña de Arriba era tal (de aquella no había agua en el grifo dentro de las casas) que para festejar la vuelta del agua se pidió prestado un organillo de los de manivela que tenían en la Casona del Portalón (La Manigua), artilugio musical con el que se amenizo una fiesta-baile en la que participaron todas las gentes del pueblo.
Corría el año de 1.955 (año arriba o abajo), cuando la empresa minera de Nueva Montaña horadó un túnel en las inmediaciones de esta fuente, con tal mala suerte que cortó el manantial que surtía de agua a esta fuente. O al menos en esa fecha el caño se secó definitivamente.
Como ya deje constancia anteriormente, en este pueblo sobra todo lo que represente un trozo de historia y como no podía ser de otra manera la infraestructura de La Fuente Nicasio fue destrozada parcialmente haciéndola, como se puede apreciar en la fotografía, irreconocible.
Se acabó el carbón, se llevaron la fábrica, se secaron los manantiales… Y lo poco que nos queda, cualquier día nos lo lleva un airón...
Hoy tengo en mente hacer un comentario sobre La fuente de Nicasio: Que mi amigo La Viru lo fima. En primer llugar felicitar por lo bien expuesto. En 2º con la brevedad de su escrito, deja definido la historia de dicha fuente y (Si nos olvidamos de nuestras raices y pasamos del legado de nuestros ancestros). La fuente de Nicasio y el valle de Nicolasa. Solo estara en los legados escritos por la gente que ama a su pueblo.
ResponderEliminarUn abrazo chus