Se puede caer en la tentación de definir el topónimo de Nicolasa como un antropónimo, pero si se tiene en cuenta que la definición de antropónimo se refiere a la adjetivación de un poseedor o una cosa poseída, con el topónimo de Nicolasa tengo la duda razonable para que no se dé esta circunstancia. A mi entender, se trata de la costumbre de poner nombres femeninos a las explotaciones mineras a la hora de efectuar su registro en el ministerio correspondiente, como se puede constatar en toda la cuenca minera.
Hasta bien entrado el siglo XIX al entorno de nuestro valle se le llamaba “El Valle de Ablaña”. El río ( Río Nicolasa), se definía como el “Reguero de la Oscurera del Valle” y a las viviendas y lugar en donde están enclavadas, que en la actualidad se definen como Nicolasa, era y en realidad, siguen siendo, El Cibero.
Fue en el año de 1.843, cuando Don José González Longoria, como apoderado de las compañías Explotadora Ovetense y Prosperidad, registra las minas de Nicolasa, la Olvidada, La Alta y La Ordoñera. Situando a la Mina Nicolasa “a orillas del Arroyo de la Oscurera del Valle, arroyo que desemboca en el Río Caudal junto al industrioso pueblo de Ablaña”. Aquí me permito hacer un inciso para señalar que cuando el acta del registro se refiere al “Arroyo de la Oscurera del Valle” está reseñando lo que en la actualidad se conoce como Regueru de los Infiernos y Río Nicolasa, a los cuales los considera como un solo arroyo.
La mina de Nicolasa perduró en el tiempo, adsorbiendo al resto de minas que había en el valle, por lo que podemos deducir que la etimología del topónimo “Nicolasa” se debe a la citada explotación minera y que nada tiene que ver con un antropónimo, puesto que no hay indicios que demuestren que una persona llamada Nicolasa fuese la poseedora de la mina.
Pero hay otra historia que refleja lo contrario y que dice así:
Cuentan de una señora, de nombre Nicolasa, que era la propietaria de unos lavaderos de carbón. (Los lavaderos de carbón eran unos artilugios que haciendo pasar el agua mezclada con tierra y carbón por unas canalizaciones, generalmente de madera, se lavaba con el fin de separar la tierra de la hulla y al mismo tiempo se recogía el carbón que bajaba mezclado con las aguas residuales de las minas del valle). Y dicen que esta señora llegó a tener un número considerable de trabajadores, siendo muy común, cuando se preguntaba a algunos de los obreros de estos lavaderos, ¿en dónde trabajaban?, que contestasen que trabajaban para Nicolasa, o que iban a trabajar para Nicolasa. No sé si estos dichos terminaron dando nombre al valle, pero si que lo he oído contar. De ser cierta esta historia, es evidente que estamos ante un antropónimo.
Pero hay más, veamos otra historia que publica el periodista Jaime huelga en la Revista “Camín de Mieres Aula de la Paz 95” página 22, en donde relata una entrevista a un conocido vecino de Ablaña, “Ino” Peña, (para los que trabajamos con él “Cañaviru”), y que dice así:
“Una señora llamada Nicolasa Camino* tenía dos hijos varones y cuatro hembras. El primer hijo murió en un accidente de mina a la edad de 10 años: era aguador. La madre debido a este triste suceso perdió la razón. Ella iba todos los días a boca de la mina y exclamaba: ¡Sacadme a mi hijooo…! ¡Sacadme a mi hijooo! Debido a este suceso, a aquel sitio o lugar, las gentes lo denominaron, en memoria de la citada señora “NICOLASA”.
· Nicolasa Camino estaba casada con Francisco Peña, eran naturales de Barruelo (Palencia).
Juan Laviru
Querido amigo : me tienes anonadado y me voy al meollo de la custion: tienes mucha facilidad para la comunicacion y muy preciso, si en estos boletines tienes continuidad, te dire una cosa, estaras haciendo una labor por Ablaña y por todos los que de una o otra quieren a esa tierra Animo y continua deleitandonos con mas publicaciones en el blog
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