domingo, 15 de diciembre de 2013

DON ANTONIO

El popular y recordado sacerdote D. Antonio José Fernández Fernández, más conocido por los feligreses como Don Antonio, que fue titular de las parroquias de Loredo y Baíña (Mieres) durante más de cincuenta años, nació el 23 de abril de 1913 en San Antolín de Villanueva (Talarén), parroquia del concejo o municipio asturiano de Navia.
De familia muy cristiana, era hijo de Manuel y Társila y tuvo 9 hermanos, de ellos tres varones, Don Luis --el otro hermano sacerdote, fallecido en Cabanella de Navia el 28 de octubre de 2007--, Domingo y Marcelino, que estuvieron casados, y seis mujeres: Pilar, Olvido, Carmina, Luz, Piedad y Teresita, de las que tres fueron religiosas franciscanas del Buen Consejo: Pilar, Olvido y Luz.
De joven, Don Antonio trabajó en la construcción del ferrocarril Gijón-Santander (FEVE) a su paso por Navia.
Entró en el Seminario de Valdediós (Villaviciosa - Asturias) el 29 de septiembre de 1932 cuando tenía 20 años de edad. Cuentan sus compañeros que su fuerza física era tan grande que, con los brazos en cruz, sostenía colgados de ellos a dos personas adultas.
Fue ordenado sacerdote en Valdediós el 16 de junio de 1940, a los 27 años de edad, por el entonces Obispo de Oviedo D. Manuel Arce Ochotorena. Celebró su primera Misa solemne el 23 de junio del mismo año en la iglesia de San Pedro de Andés (Navia), donde residían sus padres y familia.
De 1940 a 1943 estuvo de coadjutor en la parroquia de Valdesoto, en el concejo de Siero.
De 1943 al año 2002 fue párroco de Loredo  --en cuya casa rectoral se instaló con sus padres y hermanos nada más llegar y vivió luego bastantes años en compañía de Piedad y Teresita--, Baíña, La Pereda y Ablaña, pueblos del norte del concejo de Mieres (Asturias).
Pasó a la situación de jubilado el 31 de marzo de 2002, fijando su residencia en Cabanella de Navia junto con sus hermanas Piedad y Teresita, y muy cerca de su otro hermano don Luis.
Falleció en su casa de Cabanella el 22 de abril de 2008 y al día siguiente, en que cumpliría 95 años de edad, el Sr. Arzobispo de Oviedo, Don Carlos Osoro, presidió el funeral de cuerpo presente en la iglesia de San Pedro de Andés, recibiendo a continuación sepultura cristiana en el panteón familiar del cementerio de Andés. A pesar de sus grandes sufrimientos, la víspera de su muerte por la tarde, celebró la Eucaristía con plena lucidez en la capilla de Cabanella.
Don Antonio era persona de pocas palabras y profundos sentimientos. Hombre humilde y sencillo, no le gustaban los aplausos ni los homenajes.
Cuando se enteraba de que alguien estaba enfermo, allí estaba él en su casa o en el centro sanitario para consolarle y llevarle los auxilios de la fe.
Siempre abierto a recibir consejo y orientación, no tenía inconveniente en preguntar a sacerdotes mucho más jóvenes que él sobre temas de Teología, Moral o Pastoral.
Los sacerdotes que se confesaban con él decían que era un gran confesor y director espiritual.
Los que le conocían decían de él que «lo daba todo por sus feligreses». Éstos, tras su fallecimiento, quisieron reconocerle su labor, algo a lo que se había resistido en vida. El 27 de octubre de 2008 los vecinos del pueblo de Loredo le rindieron un sentido homenaje, con una misa en su recuerdo oficiada en la iglesia parroquial por su sobrino, el también sacerdote don Antonio Fernández García, y el descubrimiento de una placa conmemorativa. En junio del mismo año, el pueblo de Ablaña, en cuya rectoral residió Don Antonio durante muchos años y hasta su retiro, había llevado a cabo un acto similar en su honor.

FUENTE: D. Antonio Fernández García, sobrino de D. Antonio,  http://www.vivirasturias.com.

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