Actualmente el nombre de Ablaña
pinta igual, o incluso menos, que cuando este siglo empezaba: nada de nada. No
obstante, a diferencia de ahora, por aquel entonces muchos eran los proyectos que planeaban, y con
importantes inversiones, sobre nuestro pueblo; sin embargo, otros
tantos serían los que se parasen a distintas instancias: unas veces en Madrid,
otras en Oviedo y la mayoría de las veces muy cerca, en Mieres.
A continuación, os mostraremos
un artículo publicado por aquellos tiempos en la Nueva España, y en el que se
denunciaba tan leonina situación:
La Nueva España, 3 de Enero de 2003
Érase una vez un pueblo en el concejo minero de Mieres, olvidado de la
mano de Dios y de la de sus gobernantes. A pesar de tan sólo suponer medio
millar de votos potenciales y de no representar peso político alguno dentro de
su ayuntamiento, un día la Universidad de Oviedo se acordó de su existencia y
tuvo la feliz idea de invertir en esta localidad una pequeña parte del “gran
pastel” denominado Fondos Mineros (concretamente, casi ocho millones y
medio de euros). Tan importante inversión iba a ser realizada en una zona, hoy
escombrera y con restos de arqueología industrial, pero que antaño albergaba
una próspera explotación minera la cual aportó, durante décadas, suculentos
impuestos a las arcas municipales.
Actual Recinto Ferial en Santullano |
Ante el conocimiento de este importante proyecto. La A.VV. “La
Charca” y la Agrupación Cultural “La Meruxega” preguntamos
recientemente al Itmo. Ayuntamiento de Mieres, por el desarrollo del mismo.
Tras escucharnos aparentemente con atención, nos espetan, aunque con otras
palabras, que lo que la Universidad propone, el Consejo de Ministros dispone;
nos obstante, no recibimos ninguna referencia en cuanto al apoyo de la
iniciativa de los primeros y, mucho menos, de intentar presionar a los
segundos.
Meses atrás, numerosos vecinos solicitaban ante el Pleno Municipal, el
ser tenidos en cuenta a la hora de buscar la localización para el nuevo
emplazamiento del Mercado de Ganado Comarcal. En reunión mantenida el
pasado 19-12-2002 con el Sr. Alcalde. Éste nos transmite que los ganaderos del
concejo no quieren ni oír hablar de la instalación de dicha instalación en
nuestro pueblo, debido, entre otras muchas cosas, al déficit de unas comunicaciones
adecuadas en la zona. Sin embargo, la firma de muchos de ellos y el
reconocimiento del alcalde de un concejo ganadero como el de Morcín, demuestran
lo contrario. Por lo visto, el disponer de accesos con la A-66, N-630 y AS-I
(autovía minera), estar a tan sólo a 2 Km. de Mieres, tener conexión por
carretera con el Matadero Comarcal de Sueros (a 1 Km.), salidas a Cardeo y La
Pereda, así como poseer dos estaciones de ferrocarril (Feve y Renfe) son, sin
duda, muestras de nuestra incomunicación.
Nuestra gran desgracia es la de estar situados en el Mieres Norte y,
más concretamente, por ser uno de los tres vértices del triángulo de la
desaparecida Fábrica de Mieres. Tal pareciera que con la desaparición de este
gran monstruo siderúrgico, hubiera desaparecido también cualquier posibilidad
de desarrollo para su entorno.
Terminaré con un pequeño artículo mío titulado “La rebatina”, el cual
aparecía en el Nº0 de la publicación “La Meruxega”, en 1999.
«Fay
unos cuantos años los bautizos teníen un interés especial pa los que yéramos
nenos: la rebatina. Na más salir de la iglesia, el feliz padre de la
criatura empezaba a tirar caramelos al aire, en toes les direcciones y, raro
yera’l que un coyera un buen bolsau d’ellos. El añu pasau, nació un guaje y
pusieron-y de nombre Fondos Mineros; sin embargo, en esti casu nun hubo
rebatina, ya taba too bien repartío antes del bautizu. En Ablaña quedámonos
sin caramelos, pero siempre nos queda dir al cine, echen: “Bienvenido Mr.
Marshal”.»
Mr. Marshal viene periódicamente y siempre sin avisar. Sonriente, con
un maletín debajo del brazo y, normalmente, en periodos de recesión… pero
siempre pasa de largo. Es la fórmula mágica para apaciguar ánimos en zonas
donde el desencanto es la consecuencia de diferentes factores, los cuales en
ningún momento, por supuesto, son por desacierto del poder político. Estos
factores, a su vez, transforman incomprensiblemente al pueblo llano en
pedigüeño, para lo que le aplican lo de: “contra el vicio de pedir, hay la
virtud de no dar”.
Donato